Formación de la cara

Embriología del corazón

Los arcos faríngeos se forman durante la cuarta semana. Cada arco está formado por un tejido mesenquimal recubierto en su parte externa por ectodermo y en su parte interna por epitelio de origen endodérmico. En la embriología humana, hay seis arcos que están separados por surcos faríngeos en el exterior y bolsas faríngeas en el interior. Estos arcos contribuyen a la apariencia física del embrión porque son los principales componentes que construyen la cara y el cuello. Además, los componentes musculares de cada arco tienen su propio nervio craneal, y allí donde las células musculares migran, llevan consigo su componente nervioso. Además, cada arco tiene su propio componente arterial. Cuando las células neurales migran a los arcos y los rodean, empiezan a aumentar de tamaño[4] Los seis arcos faríngeos dan lugar a gran parte del tejido esquelético y muscular de la región de la cabeza y el cuello. Cuando el embrión tiene 42 días, se pueden reconocer los arcos faríngeos con su correspondiente nervio craneal[1].

El primer arco faríngeo forma los procesos maxilares y mandibulares. Está inervado por el nervio trigémino y moldea los músculos relacionados con la masticación, como el temporal, el masetero, el medial, el lateral, el pterigoideo, el tensor del paladar y el tensor del tímpano. Este arco origina las prominencias maxilares y mandibulares, parte del hueso temporal y el cartílago de Meckel (malleus e incus) como estructuras esqueléticas. El segundo arco faríngeo está inervado por el nervio craneal facial. Los músculos que surgen del arco son los que intervienen en la expresión facial y el músculo digástrico posterior. Las estructuras esqueléticas que se originan aquí son el seno cervical, el cartílago de Reichert (stape), la apófisis estiloides del hueso temporal, el cornete menor y el hueso hioides[4] El tercer arco faríngeo está inervado por el nervio glosofaríngeo. Moldea el músculo estilofaríngeo y forma las estructuras esqueléticas del cuerno mayor y la porción inferior del hueso hioides[5] Los arcos cuarto y sexto están inervados por el nervio craneal vago. Ambos arcos se fusionan para formar los cartílagos laríngeos. El quinto cartílago no parece tener ninguna contribución a la anatomía adulta y desaparece[2][6].

Desarrollo de la cara en el útero

Sebastian Dworkin ha recibido anteriormente financiación del Australian Research Council (ARC) y del National Health and Medical Research Council (NHMRC) para investigar los genes que regulan el desarrollo embrionario, en particular los que regulan la formación del esqueleto facial.

Nuestros rostros son los que caracterizan cómo nos ve el mundo y cómo reconocemos a nuestros amigos y familiares cercanos. Si tienes la suerte de nacer con una cara muy simétrica o muy singular, quizá puedas hacer carrera como modelo o actor.

Al igual que los humanos, la mayoría de las criaturas del reino animal tienen un rostro reconocible al instante. Rasgos tan característicos como la trompa de un elefante, las largas mandíbulas y los abundantes y afilados dientes de un cocodrilo, las variadas formas y tamaños de los picos de las aves y el singular pico del ornitorrinco son todos distintos y reconocibles.

Nuestros rostros surgen durante las primeras etapas de la vida. Y, por increíble que parezca, los procesos que dan lugar a todos estos rostros distintivos -animales y humanos- están excepcionalmente bien conservados (es decir, no han cambiado mucho a lo largo de la historia evolutiva). Entre los humanos y otras criaturas con columna vertebral (conocidas en conjunto como vertebrados), los genes y los procesos biológicos que dan lugar a una cara son realmente muy similares.

Desarrollo facial

ResumenAquí informamos de que los monos criados sin exposición a las caras no desarrollaron dominios faciales, pero sí desarrollaron dominios para otras categorías y mostraron una organización retinotópica normal, lo que indica que la privación temprana de caras conduce a un déficit de procesamiento cortical altamente selectivo. Por lo tanto, la experiencia debe ser necesaria para la formación (o el mantenimiento) de los dominios faciales. El seguimiento de la mirada reveló que los monos de control miraban preferentemente a las caras, incluso a edades anteriores a la aparición de los dominios faciales, pero los monos privados de caras no lo hacían, lo que indica que la mirada facial no es innata. Una organización retinotópica está presente en todo el sistema visual al nacer, por lo que un comportamiento selectivo de visión temprana podría sesgar las respuestas visuales específicas de la categoría hacia representaciones retinotópicas particulares, conduciendo así a la formación de dominios en ubicaciones estereotipadas en la corteza inferotemporal, sin requerir plantillas o sesgos específicos de la categoría. Por lo tanto, proponemos que la importancia del entorno influye en el comportamiento visual, el comportamiento visual impulsa la actividad neuronal y la actividad neuronal esculpe la formación de dominios.

Odontogénesis

Los profesionales de la odontología deben tener un conocimiento claro del desarrollo de la cara para poder relacionar las relaciones estructurales subyacentes con cualquier alteración del desarrollo que pueda estar presente.

La cara y sus tejidos asociados comienzan a formarse durante la cuarta semana de desarrollo prenatal dentro del periodo embrionario (Cuadro 4-1). Durante este tiempo, el cerebro del embrión, que crece rápidamente, se abomba sobre la membrana orofaríngea y el corazón en desarrollo (figuras 4-1 y 4-2). La zona de la futura cara se encuentra ahora apretada entre el cerebro y el corazón en desarrollo con la formación de las tres capas embrionarias y el consiguiente plegamiento embrionario (véase la figura 3-15).

FIGURA 4-1 Embrión en la cuarta semana de desarrollo prenatal que muestra el cerebro en desarrollo, la cara en formación a partir del crecimiento del proceso frontonasal y el corazón en desarrollo. Obsérvese también la ubicación del estomodeo y las placodas.

FIGURA 4-2 Micrografía electrónica de barrido del embrión en la cuarta semana, que muestra el cerebro, la cara y el corazón en desarrollo. Obsérvese también el estomodeo (ST) y la placoda del lente para el ojo. (De Hinrichsen K: The early development of morphology and patterns of the face in the human embryo, Adv Anat Embryol Cell Biol 98:1-79, 1985).