Cambio de tejido patológico causado por una enfermedad o lesión
Enfermedad de Parkinson. Ilustración en 3D que muestra neuronas que contienen cuerpos de Lewy, pequeñas esferas rojas que son depósitos de proteínas acumuladas en las células cerebrales que provocan su degeneración progresiva [Dr_Microbe/Getty Images].
Enfermedad de Parkinson. Ilustración en 3D que muestra neuronas que contienen cuerpos de Lewy, pequeñas esferas rojas que son depósitos de proteínas acumuladas en las células cerebrales que causan su degeneración progresiva [Dr_Microbe/Getty Images].
La enfermedad de Parkinson (EP) y la demencia con cuerpos de Lewy (DCL) pertenecen a una familia de trastornos neurodegenerativos denominados sinucleinopatías, ya que están causados por la acumulación patológica de la proteína alfa-sinucleína (aSyn) en estructuras denominadas cuerpos de Lewy (LB) y neuritas de Lewy (LN) en el cerebro. Centrándose en una mutación de la alfa-sinucleína que se identificó recientemente en un paciente con demencia de cuerpos de Lewy, los científicos de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) y sus colegas llevaron a cabo estudios que han proporcionado nuevos conocimientos sobre los mecanismos que relacionan la alfa-sinucleína con la neurodegeneración y la formación de patologías en la EP.
Calcificación patológica ppt
Las enfermedades de Alzheimer (EA) y Parkinson (EP) son las principales causas de demencia y trastornos del movimiento en la población de edad avanzada. El espectro de trastornos en el que se solapan la EA y la EP se denomina enfermedad de los cuerpos de Lewy (LBD) (Kosaka et al., 1984; Hansen y Galasko, 1992; McKeith, 2000). El principal componente de los cuerpos de Lewy, el sello distintivo de la LBD, es la α-sinucleína (α-syn) (Wakabayashi et al., 1997; Takeda et al., 1998; Trojanowski y Lee, 1998), una importante proteína sináptica (Iwai et al., 1995) que participa en la liberación vesicular (Murphy et al., 2000).
La acumulación progresiva de α-syn se ha implicado en trastornos neurológicos con parkinsonismo, incluyendo la EP (Polymeropoulos y otros, 1997), la LBD (Spillantini y otros, 1997) y la atrofia de sistemas múltiples (Wakabayashi y otros, 1998). La α-syn es una proteína desdoblada de forma nativa con poca estructura terciaria (Weinreb et al., 1996). En su estado patológico se pliega para permitir la formación de especies de dímeros y oligómeros tóxicos de orden superior (Conway et al., 2000; Tsigelny et al., 2007). Son estos estados los que proceden a la acumulación dentro de las neuronas y conducen a la disfunción y degeneración neuronal (Rochet et al., 2000).
Proceso patológico
En las últimas décadas se ha observado un fuerte aumento de las enfermedades autoinmunes en todo el mundo (1, 2). La prevalencia acumulada de enfermedades autoinmunes causadas por autoanticuerpos supera ampliamente el 2,5% (3). A pesar del desarrollo de conocimientos sobre la patogénesis de las enfermedades autoinmunes mediadas por autoanticuerpos (revisado aquí), la inmunosupresión sistémica, es decir, con altas dosis de corticosteroides, sigue siendo la columna vertebral del tratamiento. En consecuencia, los pacientes sufren una morbilidad elevada, y parcialmente asociada al tratamiento, y se enfrentan a una mayor mortalidad (4). Por lo tanto, existe una gran necesidad médica, hasta ahora no satisfecha, de desarrollar nuevos tratamientos para los pacientes que padecen enfermedades autoinmunes mediadas por autoanticuerpos.
Sin embargo, los autoanticuerpos inducen la enfermedad a través de una multitud de vías fisiopatológicas. Éstas difieren entre las enfermedades autoinmunes, pero dentro de las enfermedades hay múltiples mecanismos que pueden contribuir a la manifestación clínica. Para desentrañar estos diferentes mecanismos de enfermedad mediados por autoanticuerpos, nos propusimos categorizar los autoanticuerpos según sus principales características patológicas. En resumen, aunque seguramente no de forma completa (Tabla 1), los autoanticuerpos específicos para una serie de autoantígenos inducen la patología por una variedad de mecanismos (Figura 1).
Ejemplo de patología tisular
Todos los procedimientos se realizaron de acuerdo con las directrices de la junta de revisión institucional local. El consentimiento informado por escrito para la autopsia y el análisis de los datos de las muestras de tejido se obtuvo de los propios pacientes o de sus familiares. Todos los procedimientos con animales fueron aprobados por el Comité Institucional de Cuidado y Uso de Animales de la Universidad de Pensilvania y se ajustaron a la Guía para el Cuidado y Uso de Animales de Laboratorio del Instituto Nacional de Salud.
Información adicionalNota del editorSpringer Nature se mantiene neutral con respecto a las reclamaciones jurisdiccionales en los mapas publicados y las afiliaciones institucionales.Información suplementariaArchivo adicional 1: Figura suplementaria S1, Inmunohistoquímica de ubiquitina y p62 en la corteza frontal de muestras de cerebro postmortem. Archivo adicional 2: Figura Suplementaria S2, Los agregados de LB de los cerebros de EA y PDD inducen una patología similar en las neuronas primarias de ratón que son distintas de la patología de PFF.Archivo adicional 3: Figura Suplementaria S3, Curso de concentración de la patología de α-Syn inducida por LB en las neuronas primarias de ratón. Archivo adicional 4: Figura suplementaria S4, La patología de α-Syn inducida por LB en las neuronas primarias de ratón es distinta de la de PFF incluso en los puntos de tiempo más tempranos.Archivo adicional 5: Figura suplementaria S5, Imágenes de bajo aumento de la patología de α-Syn inducida por LB-P1 en las neuronas primarias de ratón. Archivo adicional 6: Figura suplementaria S6, Patología de α-Syn inducida en neuronas primarias de ratón por LB-P1 después de cantidades crecientes de amplificación.Archivo adicional 7: Figura suplementaria S7, Localización de LB-P1 marcada con BODIPY en neuronas primarias de ratón vivas.Archivo adicional 8: Tabla suplementaria 1, Anticuerpos primarios utilizados para la inmunocitoquímica.Derechos y permisos