Sistema respiratorio
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Función de los ganglios linfáticos
el sistema vascular sanguíneo han dilucidado a fondo los mecanismos moleculares que controlan estos procesos angiogénicos (Gale y Yancopoulos 1999), los estudios del sistema linfático se han visto obstaculizados por la falta de marcadores linfáticos y factores de crecimiento específicos. En consecuencia,
y la identificación de nuevos marcadores específicos del endotelio linfático (Breiteneder-Geleff et al. 1999; Wigle y Oliver 1999; Jackson et al. 2001; Sleeman et al. 2001; Veikkola et al. 2001) han facilitado avances científicos clave y han proporcionado nuevos conocimientos sobre los mecanismos moleculares que controlan el sistema linfático
que se asocian a la hipoplasia y disfunción linfáticas (es decir, linfedemas; Milroy 1892; Meige 1898), y pruebas de que los tumores malignos pueden activar directamente la linfangiogénesis y la metástasis linfática (Karpanen et al. 2001; Mandriota et al. 2001; Skobe et al. 2001a;Stacker et al. 2001).
Los vasos linfáticos fueron descritos por primera vez en el siglo XVII por Gasparo Aselli como «lacteae venae», o venas lechosas (Asellius 1627), y el desarrollo embrionario de los linfáticos fue ampliamente estudiado durante el comienzo del siglo pasado. Desde entonces,
Sistema linfático kenhub
La linfa (del latín, lympha, que significa «agua»)[1] es el fluido que circula por el sistema linfático, un sistema compuesto por vasos linfáticos (canales) y ganglios linfáticos intermedios cuya función, al igual que el sistema venoso, es devolver el líquido de los tejidos a la circulación central. En el origen del proceso de retorno del líquido, el líquido intersticial -el que se encuentra entre las células de todos los tejidos del cuerpo[2]- entra en los capilares linfáticos. A continuación, este líquido linfático es transportado a través de vasos linfáticos progresivamente más grandes a través de los ganglios linfáticos, donde los linfocitos de los tejidos eliminan sustancias y los linfocitos circulantes se añaden al líquido, antes de vaciarse finalmente en la vena subclavia derecha o izquierda, donde se mezcla con la sangre venosa central.
Dado que procede del líquido intersticial, con el que la sangre y las células circundantes intercambian continuamente sustancias, la linfa sufre continuos cambios en su composición. En general, es similar al plasma sanguíneo, que es el componente fluido de la sangre. La linfa devuelve al torrente sanguíneo las proteínas y el exceso de líquido intersticial. La linfa también transporta las grasas desde el sistema digestivo (comenzando en los conductos lácteos) a la sangre a través de los quilomicrones.
Parches de Peyer
El linfedema se define como «la acumulación anormal de líquido intersticial y tejidos fibroadiposos resultante de una lesión, infección o anomalías congénitas del sistema linfático». Se produce cuando hay una acumulación anormal de líquido rico en proteínas en el compartimento del tejido intersticial, lo que da lugar a inflamación, hipertrofia del tejido adiposo y fibrosis.1 El consiguiente edema e induración de las extremidades puede dar lugar a desfiguración, disminución de la movilidad y/o disfunción de las extremidades.
El linfedema se produce debido a un desequilibrio en la tasa de producción de linfa y/o de eliminación de linfa a través del sistema linfático. El daño de los vasos linfáticos, los ganglios o el mal funcionamiento del sistema contribuyen a este desequilibrio, que puede deberse a trastornos primarios o secundarios del sistema linfático (véase Fisiopatología).
En todo el mundo, la causa más común de linfedema es la infección por filarias, que afecta a más de 120 millones de personas.1 El linfedema primario tiene una prevalencia estimada de aproximadamente 1 de cada 100.000 individuos y el linfedema secundario tiene una prevalencia estimada de aproximadamente 1 de cada 1.000 individuos. El linfedema secundario es más frecuente que el primario, con una prevalencia estimada de 1 por cada 1.000, frente a 1 por cada 100.000 respectivamente.2 En el mundo occidental, el linfedema se produce con mayor frecuencia como consecuencia de una neoplasia y su tratamiento. En el cáncer de mama, el linfedema afecta a una de cada cinco pacientes.3 La incidencia del linfedema es mayor después de la mastectomía que de la lumpectomía sola, y mayor después de la disección de los ganglios linfáticos axilares que de la biopsia del ganglio linfático centinela. Shah y Vicini (2011) resumieron los rangos de incidencia con varios tratamientos en su revisión del estudio del linfedema relacionado con el cáncer de mama, como se indica a continuación.4