La teoría del apego: cómo afecta la infancia a la vida
En psicología, un vínculo afectivo es un tipo de comportamiento de apego que un individuo tiene por otro individuo,[1] normalmente un cuidador por su hijo,[2] en el que los dos compañeros tienden a permanecer en proximidad el uno del otro.[1] El término fue acuñado y posteriormente desarrollado en el transcurso de cuatro décadas, desde principios de los años 40 hasta finales de los 70, por el psicólogo John Bowlby en su trabajo sobre la teoría del apego. El núcleo del término vínculo afectivo, según Bowlby, es la atracción que un individuo siente por otro. Los rasgos centrales del concepto de vínculo afectivo pueden rastrearse en el trabajo de Bowlby de 1958, «La naturaleza del vínculo del niño con su madre»[3].
Bowlby se refirió a los vínculos de apego como un tipo específico de vínculo «afectivo», tal como lo describieron él y la psicóloga del desarrollo Mary Ainsworth. Estableció cinco criterios para los vínculos afectivos entre individuos, y un sexto criterio para los vínculos de apego:
La psicóloga infantil Mary Ainsworth amplió la investigación de Bowlby realizando un experimento que se conoce como «Situación extraña». En el experimento, un padre y su hijo están solos en la habitación. Un extraño entra en la habitación y habla con el padre. Después de un tiempo, el padre sale de la habitación en silencio, dejando al extraño y al niño en la habitación. El niño reacciona a la situación y el padre vuelve a entrar en la habitación y lo consuela. A partir de este innovador estudio, Ainsworth desarrolló diferentes formas de estilos de apego que los niños muestran con las personas que tienen cerca[6].
Prueba de teoría del apego
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El psicólogo británico John Bowlby fue el primer teórico del apego. Describió el apego como una «conexión psicológica duradera entre los seres humanos». Bowlby estaba interesado en comprender la ansiedad y la angustia que experimentan los niños cuando se separan de sus cuidadores principales.
Algunas de las primeras teorías conductuales sugerían que el apego era simplemente un comportamiento aprendido. Estas teorías proponían que el apego era simplemente el resultado de la relación de alimentación entre el niño y el cuidador. Como el cuidador alimenta al niño y le proporciona alimento, el niño se apega.
Bowlby observó que la alimentación no disminuía la ansiedad por separación. Por el contrario, descubrió que el apego se caracterizaba por patrones claros de comportamiento y motivación. Cuando los niños están asustados, buscan la proximidad de su cuidador principal para recibir tanto consuelo como cuidados.
La teoría del apego de John Bowlby
Una de las teorías más conocidas para este tipo de desarrollo es la teoría del apego de Bowlby. John Bowlby era un psicoanalista que creía que cualquier problema de comportamiento que tuviera un adulto estaba relacionado con sus primeros años de infancia.
Bowlby también creía que los bebés nacen para mostrar ciertos liberadores sociales o manierismos, que mantienen a los padres o cuidadores cerca del niño, en todo momento. Estos manierismos incluyen el llanto, las risas, los chillidos, las sonrisas, etc. La principal razón por la que los bebés muestran estos gestos es para obtener la atención y la respuesta de la persona principal con la que han establecido el apego.
Aunque Bowlby nunca descartó la posibilidad de que el niño formara vínculos con más de una persona, sí creía que el niño debía tener el vínculo más fuerte con su cuidador principal. Este cuidador principal suele ser la madre del niño. Se dice que el apego con la madre del niño es diferente a cualquier otro apego que el niño desarrolle.
Bowlby lo describe como un vínculo vital y estrecho con un cuidador primario. Si el niño no es capaz de crear un vínculo vital o el vínculo disminuye con el tiempo, esto tendría consecuencias negativas en la vida adulta del niño.
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Además, hay muchas otras personas importantes en la vida de un niño que influyen en él. Hay hermanos, abuelos, tíos, padrinos, amigos íntimos de la familia, niñeras, trabajadores de la guardería, profesores, compañeros y otras personas que interactúan con el niño de forma habitual.
La pregunta planteada más arriba es irónica, pero toca un importante debate en psicología: ¿qué influye en que los niños se conviertan en lo que son? ¿Qué afecta a su capacidad para establecer relaciones significativas y satisfactorias con quienes les rodean?
Aunque los psicólogos pueden afirmar de forma bastante concluyente que no es del todo culpa de la madre, ni siquiera de ambos progenitores, sabemos que las experiencias tempranas de un niño con sus padres tienen un profundo impacto en sus habilidades para relacionarse en la edad adulta.
Gran parte de los conocimientos que tenemos hoy en día sobre este tema provienen de un concepto desarrollado en la década de 1950 llamado teoría del apego. Esta teoría será el centro de este artículo: Exploraremos qué es, cómo describe y explica el comportamiento y cuáles son sus aplicaciones en el mundo real.